Seminario Pedagogico Waldorf Buenos Aires

Desde hace casi 100 años existe en pedagogía una propuesta diferente para la educación de los niños: la Pedagogía Waldorf

En el año 1919 se fundó en la ciudad de Stuttgart, Alemania, en la fábrica de cigarrillos Waldorf – Astoria una escuela para para los hijos de los obreros y operarios, a pedido de su dueño, el Sr. Emil Molt. Ésa no sería una escuela similar a las existentes. Pues Emil Molt solicitó a un contemporáneo suyo, Rudolf Steiner, pensador, filósofo y doctor en ciencias el diseño de una nueva manera de educar fundamentada en la cosmovisión propuesta por la Antroposofía.

A partir de entonces todas las escuelas que implementan esta pedagogía reciben el mismo nombre como la primera: “escuelas Waldorf”, actualmente también “escuelas Rudolf Steiner”.

¿Quién era Rudolf Steiner?

Rudolf Steiner nació en el año 1861 en el entonces imperio Austro-Húngaro. Su formación comenzó por las ciencias, pero también abarcó el arte y la filosofía. A partir del año 1897 R. Steiner comenzó a brindar los fundamentos para lo que luego sería la Antroposofía.

Preocupado por atender las necesidades de la humanidad del siglo XX, sus conocimientos del mundo que incluían aspectos cósmico-espirituales fueron volcados hacia las distintas esferas de acción del ser humano.

Es así que abarcó -en numerosísimas conferencias, cursos, seminarios- disciplinas tales como la medicina, la agricultura, la arquitectura, la vida religiosa y otros aspectos de la vida humana desde la cosmovisión antroposófica, incluida por supuesto- la pedagogía.

¿Qué pretende la Pedagogía Waldorf?

La pedagogía Waldorf procura educar al niño hacia la libertad, la libertad de ser sí mismo y de realizar su vocación, desarrollando su propio potencial. Para ello se acerca a cada niño con un profundo respeto, intentando dar respuestas ajustadas por un lado a las necesidades de la individualidad particular de cada uno, y por el otro responder a las necesidades de su edad, planteadas en un despliegue del desarrollo analizado en septenios.

¿A qué se refieren los septenios?

Durante toda la vida humana se pueden observar períodos de alrededor de 7 años -septenios- en los cuales se aprecia la necesidad del ser de conquistarse un determinado aspecto evolutivo humano.

Primer septenio

Los primeros más o menos 7 años, es decir, el primer septenio de vida, representa el momento de aprendizaje más intenso de toda la vida. En este período la necesidad fundamental para el niño es la de cobijo, de calidez en su cuidado, de atención desde el/los adultos referentes, pero a su vez también: contar con adultos dignos de ser imitados. La convicción que vive en el alma del pequeño es: “El mundo es bueno”. Poder vivir tranquilamente sin tener que temer sobresaltos de ninguna índole brinda el ambiente confiable en el cual el niño pequeño puede desarrollar las tres capacidades eminentemente humanas que habrá de desarrollar por imitación de los adultos a su alrededor: ERGUIRSE – CAMINAR; HABLAR; PENSAR.

Respuesta pedagógica para el 1er. septenio

En su gran mayoría los niños a partir de los 3 años se insertan en el mundo social del jardín de infantes. Es muy importante tener conciencia que esto sucede por necesidad actual de las familias, y no por necesidad del niño mismo.

Es por ello que las actividades y propuestas del jardín se habrán de basar en las mismas actividades que se desarrollan en un hogar. Amasar, preparar los utensilios, lavar la ropa de las muñecas, ayudar a los más pequeños… Éstas tareas son parte constituyente de los “trabajos” de la mañana, juego libre… A su vez el saludo, el recreo, el momento del cuento configuran el fluir entre contracción y expansión, armónica/saludablemente entre concentración y distensión. De este modo se va configurando un ritmo, tan importante en toda educación pero que resulta fundamental en la educación inicial.

Cada día de la semana es identificado por el niño por medio de una actividad principal: por ej., el lunes “día de pintar con acuarelas”, el martes “día de amasado de pan”; el miércoles el día de …….., esta vivencia da estructura a la semana.

Al ritmo diario se agrega entonces el ritmo semanal.

¿Y el ritmo anual? Este gran ritmo se vivencia en el jardín a través de las cuatro grandes fiestas del ritmo anual: las estaciones.

La maestra de jardín que recibe al niño en el momento de su ingreso acompañará al niño durante toda su estancia en el jardín, es decir: hasta su egreso. Ella lleva adelante la sala integrada en la que conviven niños de 3 a 6 años, tal como lo harían con sus hermanos, grandes y pequeños, en su propio hogar.

Se proponen canciones, juegos de dedos, tejidos sencillos o un poco más difíciles con el telar. Se acompaña con el gesto, el tono de voz, el movimiento para crear un ambiente seguro donde el niño pueda anticipar lo que sucederá cada día para no sobresaltarse ni generar la ansiedad que eso conlleva.

Segundo septenio

En el segundo septenio, es decir entre alrededor de los 7 y hasta alrededor de los 14 años, se opera un gran cambio en el niño. Ahora, el niño se adentra en la vida común de la sociedad, en sus códigos y conocimientos, en el mundo de la cultura compartida y trasmitida a lo largo de siglos. Denota madurez para el aprendizaje sistemático, para comenzar con la escuela primaria.

A lo largo de estos años sus vivencias se van modificando para pasar de un estado de asombro y entrega hacia la capacidad de análisis y juicio que llegará alrededor de los 14 años.

En esta etapa el desafío del maestro es mostrar la belleza, es decir el mundo como un lugar fascinante, hermoso, vasto, diverso; digno de ser mirado, olido, palpado y vivenciado en toda plenitud. La frase primordial que vive en el alma del niño de esta etapa es: “El mundo es bello”.

Cada materia brinda posibilidades para dar múltiples respuestas a este anhelo del alma infantil. Los contenidos comienzan a tener valor formativo más que informativo, y han de ser trasmitidos de manera artística, según las posibilidades de cada maestro que a su vez se desafía a sí mismo. El maestro acompaña a los niños a lo largo de toda su educación primaria, por lo tanto, cada año será nuevo el trabajo, el contenido y también el grupo, que tomará una nueva configuración evolutiva. Es decir, que se desarrolla una dinámica constante que

Y cada vez procurará acompañar a ese grupo en sus necesidades evolutivas y personales. La narrativa, de importancia vital en la escuela primaria, será la encargada de brindar en imágenes arquetípicas las “respuestas” a las inquietudes evolutivas del niño. Así, desde los cuentos de hadas de primer grado a las biografías de grandes hombres y mujeres de la humanidad en séptimo grado se va configurando ese proceso. Se busca que cada tarea, materia, especialidad acompañe este camino. Así, por ejemplo, en 4to grado los niños aprenden fracciones en matemática, el orden de los tiempos verbales en lengua, el punto cruz en labores. Todos ellos relacionados con una nueva capacidad en los niños, el desarrollo de su individualidad, la conciencia más clara de su separación del mundo según lo propone la Antroposofía. Los niños aprenden también idiomas, música, gimnasia, euritmia, agricultura, arte, carpintería, modelado, cerámica, circo y plástica acompañando estos momentos.

Como actualmente, cuando un grupo de padres interesados en brindar a sus hijos una educación acorde con sus convicciones y maestros, estudiosos de la pedagogía antroposófica, se reúnen, se logra el impulso para formar una escuela.

Seminario Pedagogico Waldorf Buenos Aires

jueves, 5 de enero de 2012

La Pedagogía Waldorf (breve introducción)

Intensivo de Verano

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